sábado, 9 de abril de 2011

No me voy a olvidar de...

Siguiendo con la temática de uno de mis posteos anteriores, el de “aprendí que” llegando al final de este viaje, en donde disfruté, viví y aprendí, en 75 días todo lo que hice, vale la pena hacer un resumen. Es por eso que puedo afirmar que NO ME VOY A OLVIDAR…

Del despegue de mi primer vuelo de avión en Asunción y ver el lago en pocos minutos.
Del camino en tren Roma-Pisa en donde tenía el mar a mi izquierda y cerros a mi derecha.
De sentir la patada de Mauri en la panza de Mónica.
De bailar salsa en Paris.
Cuando me revisaron mi equipaje al llegar a Suiza y el miedo que tenia a que descubra la cantidad de chipitas y dulces que traía.
De gritar Narri-Narro en el Umzug de Oberkirch.
De lo apretado que iba algunas veces en el metro. Sobre todo en Paris, Londres y Roma.
De escuchar las 8 en el Big Ben.
De la invasión de “pänner” en Berlin con su frase “excusme speak in english”
De comer comida de Nigeria en Camdentown, Londres.
Del ensayo de una banda anti fascista en un sótano en Bern.
De la conferencia en Skype con Carmen en USA, Gabi en Paraguay y yo en Alemania.
De cuando en un museo en Brujas, Bélgica dije mi país, la señora entendió ParaGAY y no encontraba en su computadora dicho país.
De la emoción de ver nieves en las montañas suizas.
De lo enganchado que quedé con el programa Deutschland Sucht Den Superstar, que llegué a votar y no se pierdan la final el 7 de mayo.
De la gota que me cayó en la cabeza mientras caminaba en las catacumbas de Paris.
De cuando lavé mi ropa en la bañera del hotel de Roma.
De aquella pitada.
De ver el castillo Neuschwanstein desde el Mariebrücke, así como en las postales.
De tomar agua caliente en Baden Baden.
Del señor que roncaba, hablaba en sueños y tiraba pedos en el hostel de Florencia.
De nuestro pequeño líder en el London Bridge Experience.
Del acordeonista en el metro de Paris, bajando de Montmartre.
De los 42km que hice en bicicleta por Viena, hasta llegar al Kahlberg para tener la mejor vista de la ciudad.
De cuando la muñeca de Heidi salió de su casa a cantar con la cabra, en un restaurant en Heidiland, Suiza.
De interrumpirle a una parejita en plena muestra de amor en público el día de los enamorados, en el castillo de Marburg.
De tocar el mar mediterráneo.
De lo fuerte que fue entrara al crematorio en el campo de concentración en Dachau.
De la ducha del hotel en Venecia que no corría el agua y daba la sensación que uno se inundaba, al igual que la ciudad.
De mi super desayuno inglés con tocino, huevo frito y pudín.
De cuando Nina corrió detrás del tren para despedirme, en la estación de Marburg.
Del lente rosado que usamos para salir la última noche en Londres, con Melbi.
De estar en el parque Sempione en Milan y ver personas jugar fútbol, freesbee, básquet, hacer malabares o estar acostados en el pasto haciendo picic, leyendo un libro.
De todos los chocolates y dulces que me dieron en la casa de T.Gertrud.
De todas las estatuas, momias y cosas vivientes en las plazas, de los músicos, payasos y artistas, por el esfuerzo que hacen día a día.
De cuando me caí mal de la bici en pleno centro de Viena porque la rueda entro en la vía del tranvía. (JuanSaldo VIVE)
De cantar María de la Alianza con 2 chilenas en la celebración de cada 18 frente al Santuario Original.
De jugar guerra de nieve con Ichi y Ale.
De cuando vi en una iglesia en Paris que ayudan con cenas y actividades a los maestros de Paraguay que no reciben ayuda del gobierno.
De salir de Suiza, llegar a Alemania, ir a Francia y volver a Alemania en un solo día.
De sentirle a Dios en la catedral de Milan.
De las canciones infantiles y de la pandereta de Gracia, la beba de 4 meses del tour de Europamundo.
De buscar como locos el London Bridge y ya estábamos en él.
De Vero Moda.
De lo divertido que fue ir a una discoteca en Lahr.
De caminar como 2km hasta el monte Sion en Schoenstatt.
De mi primer Starbucks europeo en Luzerna.
Del castillo de Thun.
Del viaje en el tren nocturno Zurich-Viena.
De subir los 533 escalones de la catedral de Köln. Subir a Notre-Dam ya era un experto.
De estar 1 hora completamente solo en el Santuario de la familia en Schoenstatt y dibujarle a mi familia.
De mi primer mini muñeco de nieve.
De ponerme el jean dentro de las medias en Biel, ya que hacía -3°C.
De lo emocionante que fue jugar en el parque de diversiones “Prater” en Viena.
De la grabación del metro de Paris cuando decía “Chatelet” “Concorde” o “cuidado con los carteristas”.
De encontrarme con Xime Mendoza y Gabi en la estación de tren en Bern, de pura coincidencia. Yo me bajaba del tren llegando a Europa y ellas viajaban rumbo a Francia.
De “Mind the Gap” en todos los underground de Londres.
De Firework en el concierto de Katy Perry.
Del golpe que recibió mi cámara cuando se cayó por el fuerte viento en el Arco de Triunfo.
De la guía local de Venecia quien parecía extraída de un cuento de hadas y repetía todo el tiempo: Vamos, vamos, les gusta Venecia? Agitando sus guantes rosados para que le sigamos.
De los paseos en Ikea en Bern y Berlin.
De Warm, leatherette.
De patinar sobre hielo por primera vez en Lübeck.
De lo mucho que me reí y disfruté con el cuarteto latino en Paris y Roma (Joel, Yorjina y Kelly)
De mi libretira de UNICEF donde escribía todo, que desapareció en Roma. Juro que la extraño.
De ver como se lavaba nuestra ropa en una lavandería en Londres.
Del vértigo que sentí al subirme a la torre de Pisa.
Del carnaval de Köln, que en realidad me olvidé de todo lo que pasó.
De cuando vi el diario real de Anna Frank.
De tomar vino tinto a la noche frente al Coliseo.
De entrar al arco de triunfo gratis, solo por hablar en alemán.
Del picnic frente al río Rhein con pan y salame, camino a Freiburg con O.Edgar y T.Delia.
De la comunicación con Giulio, mi amigo italiano, a quien conocí en el hostel de Roma. Él sin hablar inglés ni español, y yo sin saber italiano.
De pasearme en los jardines del Palacio de Versalles y grabar videos “turísticos” con tono de español.
De ver reflejado los colores de los vitrales en las paredes de la Basilica di Santa Maria Novella, en Firenze.
De cuando quise quitar una foto frente al Mouling Rouge, me olvidé de colocar la batería de mi cámara y tuve que volver a buscar.
De la pareja de patos que vi en el Schlugsee. Cuando les filme parecía un video de Animal Planet. Así como cuando le alimenté a los renos, en las afueras de Zurich.
Del Kässekuche en Marburg.
De ver la bandera suiza en la cima del Jungfraujoch, top of Europe a 3454m.
De la puesta de sol desde la cúpula de la catedral di Santa Maria del Fiore en Florencia.
De todas las personas que visité, quienes me recibieron de la mejor forma y de los nuevos amigos que hice en este viaje.
De mi gran compañera de viaje, mi mochila.
De todos ustedes que leyeron este pedazo de mi vida, comentaron en mis fotos (mi papá se lleva el primer lugar) me escribieron y me preguntaron cómo me iba, ya que de esa manera me acompañaron en esta aventura que HOY finaliza.
Porque lo mejor de viajar, es volver… Sháke DENGUE

Posición actual: Aeropuerto de Barajas.
Temperatura actual: 18°C


viernes, 1 de abril de 2011

¿Billetera floja?


Llegando casi al final de mi viaje me puse a pensar: ¿En que lo que gasté tanto? O también cuando le contas a alguien: Me quedé pobre porque gasté en tal y tal cosa. Al empezar este viaje llevaba bien controlado todos mis gastos en mi libretita de UNICEF.  Anotaba desde la compra de una comida hasta el precio del ticket del metro que sale 1euro. (En algunos países hasta 1,80) A medida que pasaba el tiempo fui degenerando ese “control” y solo veía cuanto me quedaba y no en que lo que gastaba. Por suerte nunca calcule guaraní=euro porque me iba a volver loco. Pero eso sí, hay algunas cosas en las que me arrepiento haber desperdiciado mi dinero (y tiempo). Por separado no es tanto, pero si sumamos todo, capaz lleguemos a una cifra alta. No hago esto por tacaño, sino por diversión. Comencemos:

Museo de chocolate en Köln = 5 y eso que fue con el descuento por ser joven. Este museo no aportó nada a mi conocimiento y tampoco fue lo que imaginamos. Pensé que iban a ver esculturas gigantes de chocolate, pero solo vimos a unas personas trabajando que envolvían chocolates y algunos que otros chocolates. Lo único lindo de este museo es que está a orillas del río Rhein. Por lo menos la vista si valió la pena (aunque el día estuvo nublado). Esto me enseñó que el verdadero chocolate es el que se come y no el que está detrás de un vidrio.

Taxi en Amsterdam = 20€ Llegué a Amsterdam feliz de la vida y salí de la estación central rumbo al hostel, con dirección en mano. Antes de salir de Bélgica repasé en mi memoria como llegar, hasta quité fotos de Google maps con mi celular por las dudas. Pero al llegar es totalmente otra cosa. Vamos a decir que me perdí. Comenzando por las calles que tienen nombres muy curiosos, por no decir difíciles de pronunciar, como: Prinsengracht, Nieuwezijds voorburgwal, Stadhouderskade, Hobbemastraat, Oudezijds achterburgwal entre otras. Ni un avenida Mcal López o algo que sepa pronunciar bien. Finalmente volví a la estación, me metí en un taxi que me cobró dicha suma para llegar en 4min a mi destino. El taxista me dijo que era bastante cerca, pero estaba más perdido que Adan en el día de las madres. Esto me enseñó a que no tengo que ser koguá y preguntarle a la gente la dirección y listo. Desde ese día nunca más usé el taxi.

Museo di Roma = 7€ Yo creo que después de entrar a tantos museos y recorrer bastante en la ciudad eterna (Roma) este museo me pareció insignificante. Para empezar tiene solo 2 pisos y solo pinturas. Los cuadros no eran tan impresionantes. La verdad pensé que como era el Museo de Roma, con ese nombre y una ubicación estratégica (frente a la plaza Navona), iban a ver más cosas (esculturas, jarrones, gladiadores parlantes) pero NO. La ilusión de ver la estatua de Rómulo y Remo se esfumó. Después mi amigo Giulio me informó que el mejor museo de Roma era el Museo Capitolino. Lloré al ver sus fotos. Ese era el museo al que tenía que ir y donde definitivamente estaba la estatua de Rómulo y Remo con la Loba (auu tiene ganas de salir auu). Dejé algo pendiente en Roma. Esto me enseñó a que tengo que informarme más y no entrar un museo porque si no más y que muchas veces el nombre no es lo que parece.

Pepsi sin gas en Roma = 4€ Tenía sed, estaba cansado de tanto caminar, que compré una Pepsi en un puesto ambulante (carrito) y tomé casi toda la botella en un sorbo que después me di cuenta que no tenía gas y ya no podía reclamar mi producto en falla. Mis derechos al consumidor ya no tenían validez. Después no quise desperdiciar y tomé todo… Fue asqueroso tomar, parecía remedio. Esto me enseñó a que la Coca Cola es mejor que la Pepsi.

Reserva de tren Verona – Milan = 10€ La cuestión de los trenes es que en algunos países es obligatorio reservar tu asiento de tren. En Italia es (por no decir el único) que se necesita. Para Verona – Milan supuestamente necesitaba. Así que compré como buen ciudadano y turista que soy, pero finalmente no controlaron y no era obligatorio había sido. Esto me enseñó a que muchas veces quieren estafar a los turistas, pero finalmente, el viaje iba repleto de gente y por lo menos tenía un asiento.

Museo Pompideu = 9€ Este es uno de los mejores museos de arte moderno en Paris. Me recomendaron este museo y la verdad no estaba en mis planes ir, pero como el Museo Orsay cierran los lunes, y coincidentemente era lunes y en Paris todo está cerca, aproveché para ir al museo. Por tener pasaporte alemán y estar en el rango de 18-25años de edad, entré gratis al museo. Pero, en la boletería, la chica me preguntó en un inglés raro: Que quiero ver del museo? Y todo le respondí. Entonces me cobró 9euros por una galería. Me dije a mi mismo: Bueno, ha de valer la pena, por eso cobran tanto. Entré a la exposición y lo que vi fue luces fosforescentes prendiéndose y apagándose. 2 sillas de metal. Focos fluoresencentes que titilaban (igual que en mi casa, normal eso es) Y algunos metales en agua. La verdad no entendí el significado, el significante, el símbolo (clase de semiología) pero salí decepcionado, para colmo no se podía quitar fotos para que por lo menos vean y purearme. Muchas veces me cuestiono que lo que es arte. Porque si poner un foco de color rojo y abajo una palangana es arte, pues hagamos arte. Esto me enseñó a valorar más el arte, porque para algunos lo es, solo que yo no pude disfrutar tanto.

Dos enchufes adaptadores en Florencia = 2€ No son nada 2euros, pero si van a Italia, se van a encontrar con los enchufes más raros del mundo (ese que recorrió todo el mundo para decir semejante cosa) Con tres agujeros para meter enchufes, obviamente mi inútil adaptador no entraba. Mágicamente el cargador de mi celular BlackBerry entraba sin problema, pero el de la computadora y el del cargador de la cámara no. Compré en principio un adaptador, fui al hostel, probé y no funcionó, mi adaptador quedaba flojo en el italiano. Volví a la tienda de “Todo por 1euro” y compré otro, llevé mi adaptador paraguayo y probé antes de comprar y funcionó. Al llegar al hostel, era el adaptador italiano nuevo el que no cabía en los enchufes. La viejita dueña del hostel me quiso ayudar, me mostró hasta el adaptador que usa para su plancha, pero no hubo caso. Intentamos mucho, pero ella se rindió antes que yo, quería ver su programa y era tarde. Esa noche no pude usar mi computadora por tener 0% de batería y no cargué la batería de la cámara con el miedo a que se me acabe al día siguiente. Finalmente a la mañana siguiente, al despertar, el viejito dueño del hotel, encontró un cable que le iba perfecto al segundo adaptador italiano y con ese si entraba mi adaptador. En menos de 5minutos ya estaba cargando mis artefactos. Esto me enseñó a que los hombres conocen más de enchufes, ya que el viejito sabía perfectamente cual usar y su esposa, quien utiliza diariamente más electrodomésticos y enchufes que él, le costó más.

Fersehturm = 11€ Subir en un ascensor y tenes una panorámica de la ciudad de Berlin. Para ser sincero, la vista no era así alucinante, “me muero con la vista” “Dios mío que hermoso esto”. He visto mejores y el precio era muy alto por subirse a una torre. Las terrazas de las iglesias que subí eran mucho mejor y más económicas. Esto me enseñó que muchas veces las atracciones turísticas no son tan buenas como promocionan. Por lo menos puedo decir que me subí a la torre de televisión de Berlin.

Sumando todo en total nos da 68 que no es tanto finalmente. Pero esto me enseñó a que en un viaje como el que estoy haciendo, no vale la pena preocuparse tanto por el dinero, sino por disfrutar lo que uno está viviendo y aprendiendo, como dice Celia Cruz “solo se vive una vez”

Posición actual: München, Deutschland.
Temperatura actual: 16°C

 En las montañas suizas...